¿Un tazón gigante de helado al volver del trabajo, una pareja inseparable de pizza y refresco el viernes por la noche, o ese tentador burger con papas en el local de moda? Tranquilo: todos tenemos nuestros caprichos, y rendirse ante ellos ocasionalmente es, digámoslo, casi humano. Pero hay ciertos alimentos que, según los gastroenterólogos, mejor mantener lejos… casi a velocidad de escape. ¿Quieres saber cuáles nunca pisan su plato? Atento que tu intestino te lo agradecerá.

Comer placeres sí, pero con cabeza

La mayoría de los médicos y nutricionistas coinciden: prohibirte completamente lo que te gusta puede ser contraproducente. El riesgo, claro, es que el “veto total” termine con un atracón digno de Guinness. Ahora bien, incluso en este panorama tolerante, hay alimentos que los gastroenterólogos evitan en un 99% (¡algunos hasta 100%!) de los casos.

¿La buena noticia? Un pulgacito de estos productos de vez en cuando no te restará años de vida. Pero para estos especialistas, la clave está en no convertirlos en recurrentes en tu menú semanal.

La lista negra: lo que los expertos no comen (o casi nunca)

  • Barras proteicas ultraprocesadas: Llevar “proteína” en el nombre no las hace saludables por arte de magia. La doctora Harmony Allison, gastroenteróloga en Tufts Medical Center (Boston), no consume barras proteicas industriales, aunque algunas, hechas con frutos y nueces reales, sean un poco mejores. ¿El motivo? Esas versiones ultraprocesadas incluyen aditivos de utilidad desconocida y, a menudo, causan hinchazón y gases. ¿Su consejo? Una taza de leche, unas nueces o un poco de mantequilla de cacahuete te aportan la misma proteína (¡y probablemente menos suspiros estomacales!).
  • Carne roja y procesada: Lo sentimos, fans del asado y la hamburguesa… La doctora Reezwana Chowdhury (Johns Hopkins, Baltimore) las evita, sobre todo los filetes y hamburguesas. “La carne roja (y la procesada) incrementa el riesgo de cáncer y pólipos de colon, y tiene mucha grasa saturada”, advierte. La cantidad importa: el riesgo de cáncer de colon es más alto en quienes pasan de 100 gramos diarios. Hot dogs y embutidos se suman a la lista negra, como recuerda la doctora Rabia De Latour (NYU), porque consumirlos cuatro veces por semana o más eleva en un 20% ese riesgo.
  • Aceite de fritura: El doctor Mahmoud Ghannoum, microbiólogo, alerta que “el aceite de fritura puede alterar negativamente el microbioma intestinal y empeorar la aterosclerosis” (acumulación de grasa en las arterias). ¿El riesgo final? Ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares… No suena nada atractivo, ¿verdad?
  • Bebidas azucaradas y gaseosas: Si el vaso de cola es rutina en tu día, puede que sea momento de replantearlo. El doctor Simon C. Matthews (Johns Hopkins) recuerda su vinculación con enfermedades crónicas —diabetes, males cardíacos— y molestias digestivas como hinchazón, eructos y reflujo, sobre todo en las bebidas con gas y cafeína.
  • Cereales refinados: Preferir pan blanco sobre integral tampoco suma puntos ante los gastroenterólogos. La doctora Shilpa Grover (Brigham and Women’s Hospital, Boston) recuerda que una dieta alta en carne roja, procesados y cereales refinados se asocia con mayor riesgo de diverticulitis (bolsas inflamatorias en el tracto digestivo). El pan integral, mejor opción, ¡sin lugar a dudas!

No todo es blanco o negro: la moderación es amiga de tu salud

Sí, cortar por completo estos alimentos puede parecer misión imposible (¡y hasta le quitaría sabor a algunas celebraciones!). Pero tranquilo: un poquito de embutido o pan de molde de tanto en tanto no destruye tu flora intestinal. Tal como aconsejan los especialistas, solo hay que proceder con calma y equilibrio. Al intestino, como a la vida, no le van bien los extremos.

Para concluir… tu salud intestinal es cosa seria (pero comer sigue siendo un placer)

Aunque ningún alimento prohibido de esta lista te “robará” años si lo consumes ocasionalmente, la frecuencia sí importa. Así que la próxima vez que te enfrentes al dilema entre burger de moda y ensalada, acuérdate de tu microbiota y elige con cariño… y, ¿por qué no?, sentido del humor. Porque cuidar tu intestino también puede ser delicioso y divertido.