¿Eres de los que esperan a última hora para sacar la carne del congelador? ¡Atención! Ese gesto tan inocente puede tener consecuencias inesperadas para tu salud, y no solo para el sabor de tu plato. Te contamos qué dice la ciencia (y la experiencia) sobre el error más común al descongelar carne y cómo evitar peligros innecesarios, sin sacrificar el jugoso placer de un buen filete.
El error que cometen muchos: así no se descongela la carne
Todos lo hemos hecho alguna vez. Vemos que la carne está a punto de caducar, así que la metemos directamente al congelador. Hasta aquí, nada de qué preocuparse. El problema aparece cuando llega el momento de descongelarla. La prisa por cocinar rápido puede jugarnos una mala pasada y arruinar no solo la comida, ¡sino también nuestro estómago!
¿Eres de los que ponen directamente la carne sobre la encimera de la cocina a temperatura ambiente? O peor aún, ¿la sumerges en agua caliente para acelerar el proceso? Siento decirte que son hábitos más peligrosos de lo que imaginas.
- Descongelar carne a temperatura ambiente favorece la proliferación de bacterias y gérmenes a velocidad récord.
- El calor solo agrava el problema: el agua caliente no solo descongela, también crea el ambiente perfecto para que los microbios se multipliquen.
¿El resultado? Un riesgo elevado de contaminación alimentaria que puede pasarte factura. Así que, aunque quieras ganar tiempo, ¡di adiós a esos malos hábitos!
La clave: descongelar la carne lentamente para conservar su calidad (y tu salud)
Si buscas preservar el jugo y la ternura, la paciencia es tu mejor aliada. Los expertos insisten: la carne debe descongelarse muy lentamente, y la mejor opción es hacerlo en el refrigerador. Así, mantienes a raya a las bacterias y además disfrutas de un sabor impecable.
¿Cuánto tiempo necesitas realmente?
- Para trozos pequeños como un filete: entre 3 y 4 horas son suficientes.
- Para piezas grandes: calcula entre 12 y 24 horas.
Así respetas la textura y las propiedades gustativas de la carne. Eso sí, si utilizas el microondas para acelerar el proceso —de lo cual hablamos enseguida—, cocina la carne inmediatamente después de descongelarla y jamás la vuelvas a meter congelada tras haberla cocinado.
¿Tienes prisa? El microondas puede ser tu mejor amigo, pero cuidado…
Vale, a veces el tiempo apremia y no quieres renunciar a tu plato favorito. En ese caso, el microondas es la alternativa más rápida y segura, pero hay normas que no debes saltarte:
- Elimina siempre el plástico y coloca la carne en un recipiente apto para microondas.
- Activa la función de descongelación (normalmente indicada con un copo de nieve).
- Adapta el tiempo según el peso: unos 8 a 10 minutos para 450 g de carne.
- Ideal solo para piezas pequeñas y poco gruesas; en las grandes, corres el riesgo de que el exterior se descongele y el interior siga duro como una piedra.
Eso sí, aunque el microondas es rápido y eficaz, tiene un pequeño inconveniente: la carne pierde mucho jugo y, con él, se va parte de su sabor. Pero si las prisas mandan, al menos hazlo siguiendo estos pasos para minimizar riesgos.
Conclusión: olvida los atajos arriesgados y apuesta por la seguridad
En la cocina, ahorrar tiempo nunca debe ser más importante que proteger tu salud. Descongelar la carne correctamente es fundamental para evitar bacterias dañinas y mantener el placer de una buena comida. Hazlo en el refrigerador siempre que puedas y utiliza el microondas solo para piezas pequeñas, respetando las recomendaciones. Tu estómago (y seguramente tu paladar) te lo agradecerán. Y recuerda: ninguna receta merece que pongas en riesgo tu bienestar por un atajo fácil. ¡Buen provecho y a descongelar con conciencia!







