Seguro que alguna vez abriste la despensa y te encontraste con una cebolla con brotes verdes saliendo por la parte superior. ¿La tiras? ¿La cocinas? ¿La plantas? Aunque pueda parecer un alimento echado a perder, una cebolla germinada no solo es comestible, sino que puede convertirse en un ingrediente sabroso y lleno de posibilidades. Te contamos todo lo que necesitas saber para aprovecharla al máximo.
Sí, puedes comerla (y te conviene)
A diferencia de otros vegetales como las papas brotadas —que pueden contener compuestos tóxicos si no se manipulan bien—, las cebollas que han germinado son perfectamente seguras para el consumo. De hecho, esos brotes verdes son similares a los de la cebolleta o cebolla de verdeo y se pueden usar como un toque fresco y crujiente en múltiples platos.
Yo los pico finamente y los añado a ensaladas, tortillas o sopas, como harías con cebollino. No solo dan sabor, sino que aportan un extra de nutrientes, ya que el brote contiene clorofila y antioxidantes beneficiosos.
Cómo conservar las cebollas para que no germinen tan rápido
Una cebolla que brota demasiado pronto suele ser señal de que algo falló en el almacenamiento. Para alargar su vida útil, lo ideal es guardarlas en bolsas de papel Kraft, bien cerradas, y almacenarlas en un lugar oscuro y fresco —entre 18 y 20 °C es perfecto—.
Además, evita amontonarlas: una sola cebolla podrida puede estropear el resto. Revisa el lote cada semana y retira aquellas que presenten signos de humedad, moho o un olor demasiado fuerte.
¿Y si la plantas? Así puedes cultivar tus propias cebollas
Si eres de los que disfrutan viendo crecer algo con tus propias manos, te alegrará saber que plantar una cebolla germinada es muy fácil. Solo necesitas un poco de tierra suelta y una maceta o rincón en el jardín.
- Planta el bulbo a dos tercios de profundidad, dejando visible parte del brote.
- Riégala con frecuencia, ya que la cebolla necesita humedad constante.
- Si ves que la base se marchita, cambia la tierra o añade nutrientes orgánicos, como cenizas de madera.
- Cuando el tallo se seque y se vuelva amarillo, la cebolla estará lista para cosechar.
Además de ser una forma sostenible de aprovechar tus alimentos, es una actividad relajante que conecta con lo esencial.
Usos creativos en la cocina
Las cebollas, germinadas o no, son uno de los ingredientes más versátiles que existen. Puedes usarlas para preparar desde una clásica sopa de cebolla, hasta como base para tartas saladas, quiches o incluso pasteles de carne.
¿Y los brotes? Si no te convencen como adorno, prueba saltearlos ligeramente con aceite de oliva y usarlos como topping para arroz, pasta o huevos revueltos. Te sorprenderá el sabor fresco que aportan, entre cebollino y ajo suave.
No la desperdicies: sabor, nutrición y creatividad en un solo ingrediente
Tirar una cebolla por tener un brote sería desperdiciar una fuente de sabor y nutrientes que todavía puede ofrecer mucho. Con un poco de ingenio —y algunos cuidados simples— puedes convertir ese pequeño tallo verde en una oportunidad: para cocinar diferente, para cultivar en casa o simplemente para aprender a valorar mejor lo que tienes en la despensa.
La próxima vez que veas una cebolla germinada, piénsalo dos veces antes de llevarla al cubo de la basura. Porque a veces, los alimentos más humildes esconden grandes sorpresas.







