Un tribunal español rechaza el pasaporte biológico como prueba de dopaje

Un exprofesional español ha presentado una demanda por daños y perjuicios por valor de cientos de miles de euros ante la Agencia Antidopaje de su país (CELAD) después de que el Tribunal Supremo de España dictaminara el mes pasado que una anomalía en el pasaporte biológico no era prueba suficiente de una infracción de dopaje.

Ibai Salas, que corrió durante Burgos BH entre 2014 y 2018, se le prohibió competir hace seis años debido a la anomalía, pero llevó el caso a los tribunales para intentar limpiar su nombre.

Después de una interminable serie de apelaciones y contraapelaciones, el caso finalmente llegó a uno de los tribunales superiores de España, la Audiencia Nacional, el mes pasado. El tribunal dictaminó que las conclusiones extraídas de los hallazgos del pasaporte biológico se basaban en un alto grado de probabilidad, más que en una certeza absoluta, y por lo tanto no podían utilizarse para sancionar a los atletas.

De acuerdo a MARCAPor tanto, tras su exoneración por los tribunales españoles, Salas ha optado por reclamar una indemnización de 309.927,5 euros.

La carrera de Salas no lo vio obtener ninguna victoria en carreras clasificadas por la UCI. Sus mejores resultados fueron dos puestos entre los diez primeros en el Circuito español de Getxo de un día.

Salas, que ahora tiene 32 años, se retiró del deporte y ahora trabaja como decorador.

La larga batalla legal comenzó después de que Salas recibiera una suspensión de cuatro años por parte de la agencia antidopaje española, antes conocida como AEPSAD y ahora conocida como CELAD. Esa prohibición fue rechazada primero por un tribunal local de Madrid, rechazo que fue confirmado posteriormente por el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) de España, el tribunal que conoce de todos los casos importantes relacionados con los deportistas en el país.

Sin embargo, la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) recurrió ante la Audiencia Nacional en España y ante el TAS en Suiza contra el rechazo de la prohibición por parte del TAD.

Pero mientras el TAS confirmó que el recurso de la AMA era válido, en España la Audiencia Nacional, en lugar de respaldar a la AMA; confirmó la exoneración de Salas, argumentando que Salas tenía derecho a ser presunto inocente a menos que hubiera una confirmación definitiva de dopaje, algo que, según dijo, el pasaporte biológico no podía ofrecer.

De acuerdo a MARCAel fallo de la Audiencia Nacional del 2 de febrero argumentó que el análisis del pasaporte biológico de Salas no podía determinar el motivo preciso de los valores anómalos o qué día había ocurrido un posible delito.

No está claro cómo afectará esta sentencia a otros casos de pasaportes biológicos en España o en otros países. Las aguas están aún más turbias, dado que la legislación antidopaje española en 2021 sí reconoce como válido el pasaporte biológico. Sin embargo, como resultado de ganar su caso en España, si no ante el TAS, Salas ahora está demandando a la agencia de dopaje española para obtener una compensación.

La UCI instituyó el Pasaporte Biológico del Atleta (ABP) en 2008 como una forma de detectar el dopaje sanguíneo, ya que las pruebas directas de refuerzos como la EPO sólo eran efectivas en un corto período de tiempo.

Desde entonces, se han agregado al panel módulos para medir marcadores que pueden detectar el uso de esteroides anabólicos y hormonas que mejoran el rendimiento.

Ha sido visto desde sus inicios como un elemento disuasivo eficaz contra el dopaje, y ha sido significativo en varios casos de dopaje de alto perfil durante los últimos dieciséis años.

A principios de este año, el ciclista del Decathlon AG2R La Mondiale, Franck Bonnamour, fue suspendido por la UCI por “anomalías inexplicables” en su pasaporte biológico de la temporada 2022. Bonnamour fue el primer ciclista de WorldTour al que le atrapó el pasaporte biológico en una década.

En 2019, la Operación Aderlass descubrió una red de dopaje sanguíneo que provocó suspensiones para Bjorn Thurau, Georg Preidler, Stefan Denifl, Borut Bozic, Kristian Koren, Primin Lang y Kristijan Durasek, todos los cuales, excepto uno, no habían mostrado anomalías en su ABP. posiblemente debido a que las pruebas no muestran los efectos de dosis más pequeñas y más frecuentes de EPO empleadas en un proceso llamado “microdosificación”.

El caso llevó a muchos a cuestionar la eficacia del ABP.