El francés busca evocar la energía de antaño en el último ascenso a San Vito en la etapa 1

Julian Alaphilippe fue el jueves por la tarde a evaluar la situación del terreno. Desde el asiento del pasajero de un coche del equipo Soudal-QuickStep, realizó su reconocimiento de la etapa 1 del Giro de Italia, un viaje sinuoso que lo llevó a través de las colinas del Po, las colinas al sureste del centro de la ciudad de Turín.

El francés habría aprendido relativamente poco sobre Superga y el Colle Maddalena que no hubiera podido deducir del Garibaldi, el detallado libro de ruta del Giro. De mayor utilidad, sin embargo, fue el viaje hasta la última subida no clasificada a San Vito.