El galés finaliza en el pelotón tras la caída de la etapa 9 y sigue tercero en la general

Nápoles lleva 2.500 años atrayendo visitantes y nadie deja el lugar indiferente ante lo que ve. Para la mayoría, la vista se dirige hacia la espectacular vista de la bahía, con el Vesubio brillando en la distancia. Para Geraint Thomas, en la novena etapa del Giro de Italia, la mirada se dirigió hacia los baches del camino bajo sus ruedas.

La visita del Giro significó que la esquina suroeste de la ciudad quedó libre de los notorios excesos de tráfico durante la tarde, pero eso sólo significó la sustitución de una forma de caos rodante por otra. En la antigua y accidentada carretera que sube y baja por Pozzuoli, 162 ciclistas luchaban ahora por posicionarse en lugar de la habitual flotilla de scooters y taxis.