Tecnología en rines para bicicletas

Existen varios tipos de rines para bicicletas. Básicamente, cada una de ellas se diferencia por su estructura, material de fabricación y la función que cumple. Por ejemplo, los de tipo Westwood, que son más anchos y contorneados, se adaptan mejor a los frenos de contrapedal o de pinza. Los Sprint, en cambio, se utilizan para neumático tubular, como es el caso de las bicicletas de pista, y los Endrick son los más populares tienen un borde amplio para el freno.

Pero ¿hasta qué punto un ciclista puede decidir qué tipos de rines instalar en su bicicleta? Aunque en la mayoría de veces estos ya están predefinidos, en otras ocasiones el ciclista puede modificar su máquina, dependiendo del rendimiento que quiera obtener o de los terrenos a los que se enfrente. Para tal efecto, vale la pena tener en cuenta estas características en cuanto a la configuración de rines y llantas.

Los radios

Generalmente, el rin se adapta a la disposición que se pretenda tener con los radios. Sobre todo en el caso de las bicicletas de ruta. Los radios rectos,  ubicados estratégicamente para ocupar la menor distancia entre el rin y el buje, por ejemplo, hacen que la llanta sea más liviana. Esta disposición es más común en las bicicletas para competencias contra-reloj. En cambio, los de tipo cruzando, en donde los radios se ubican tangencialmente al buje, producen una mejor transmisión de la torsión con un menor esfuerzo y son más aptos para espacios en los que se necesita mayor maniobrabilidad, como los descensos o los terrenos escarpados.

Materiales de rines para bicicleta

Como se observa las variaciones en tipos y formas no han variado mucho en las últimas décadas. Sin embargo, donde sí se evidencia la evolución es en el material de fabricación de los rines para bicicletas.

El acero es el material más popular, debido a su precio, pero solamente es frecuente en las bicicletas urbanas y domésticas, que no están expuestas a terrenos agrestes y se utilizan para hacer recorridos cortos y planos. Es decir, aquellas que todos utilizamos por primera vez, para aprender a montar. Los rines de acero son los más pesados del mercado y, debido al carácter rígido de su consistencia, no absorben golpes y tienden a deformase con gran facilidad. También se oxidan rápidamente

El material más  utilizado para los aficionados es, en cambio, el aluminio. Esto rines pesan menos que los de acero y, debido a su maleabilidad de este metal, absorben mejor los golpes. Además, su capacidad de frenado es mayor, ya que los rines de aluminio  tienen guías o pistas de freno, lo que a la larga los vuelva más efectivos.

Pero los mejores en cuanto peso, tecnología y eficacia  son los de carbono. Sin embargo, es aconsejable conocer más acerca de las especificaciones de estos componentes a la hora de compralos. Y con esto nos referimos a lo que la industria llama EL FACTO K. Se trata de un índice  para evidenciar l número de filamentos utilizado en cada tira de metal que se enlazada para formar el rin. Por ejemplo los de 1k tienen 1.000; los 2k,  2.000 y así sucesivamente. Un número mayor indica que el rin va a tener más resistencia. Eso sí su gran ventaja es, definitivamente el peso, pues un rin de carbono alcanzará, como máximo, los 600 gramos.

Los rines doble pared

Además del material del aro, se debe tener en cuenta el factor de la doble pared. Se trata de refuerzos que pueden venir directamente con el rin o que se adhieren al aro para darle seguridad y e integridad a la pieza. La doble pared mantiene la forma natural del aro frente a las irregularidades del terreno, ya que el peso y la energía no descansan directamente en el rin si no en la doble pared que lo recubre.

Recuerde dependiendo de del tipo y de la forma se escoge el aro. Los más recomendados para quien se inicia en la bicicleta son los de aluminio, mientras que para las personas con un nivel más avanzado,  los de carbono son una excelente alternativa,  ya que aportan menos peso y mayor precisión en el control de la bicicleta.