Pedalazo a pedalazo: Jesús David Peña, de los campos de Cogua, a las grandes rutas del mundo
Quienes conocen a Jesús David Peña, un joven ciclista de apenas 20 años, saben que es tímido, de pocas palabras, o como él mismo se describe, “como un búho, no habla, pero pone mucho cuidado”. No obstante, también son conocedores de su innegable talento, pasión por la bicicleta, optimismo y espíritu de campeón.
Bicampeón de la Vuelta de la Juventud
Aunque este cundinamarqués es pequeño de edad, es grande en victorias. En los últimos años, su nombre ha venido sonando más fuerte, pues por segunda vez logró triunfar en la general de la Vuelta de la Juventud, tras haberse impuesto en la edición del 2019, lo que lo ha posicionado como uno de los ciclistas más prometedores a nivel nacional e internacional. En palabras simples, Peña ya hizo historia en la edición número 54 de la carrera más importante del país en la categoría sub-23.
Tal y como el mismo Jesús David lo relata, antes de llegar nuevamente a la Vuelta de la Juventud, se mentalizó con que, por segunda vez, quería lucir la camiseta de líder y se propuso entrenar muy duro, a pesar de los rivales tan fuertes a los que se enfrentaría.
“Pensé, ‘sería lindo llevar nuevamente la camiseta del líder de la Juventud, voy a entrenar duro a ver si puedo lograrlo otra vez, porque ya había ganado, pero igualmente sabía que sería una carga muy dura’”, aseguró con satisfacción.
No cabe duda de que el acompañamiento de su entrenador y todo el equipo fueron claves, además de entrar a concentración con sus compañeros, llegar unos días antes para conocer el circuito y la etapa de Pamplona que, en su mayoría de recorrido, fue en ascenso. Finalmente, pudo ver los resultados de su dedicación, ya que, en esta ocasión, la victoria estuvo presente casi desde el principio, cuando ganó la etapa en Cúcuta, se puso de líder y luego nadie lo pudo derrotar.?
Definitivamente, este triunfo para David Peña fue motivación pura, pues tras haber estado lesionado vario tiempo, se volvió a levantar con más fuerza y determinación luego de varios meses de terapias.
“Me subió muchísimo el ánimo y me ayudó a recuperar la confianza de que sí se puede volver a ganar y creer en uno mismo”, puntualizó.
Sus mejores espejos en cada reto que enfrenta han sido sus mismos compatriotas. Jesús ha aprendido todo lo bueno de los grandes ciclistas de su país; de Miguel Ángel ‘Superman’ López, su estilo atacante; de Rigoberto Urán, su visión en cada carrera; y de Sergio Higuita, su capacidad para disputar, desde generales, hasta carreras de solo un día. Para él, cada uno tiene su esencia.
En su vida ciclística, sus mayores triunfos han sido el Campeonato Panamericano de Pereira, sus dos victorias en la Vuelta de la Juventud y su participación en el Giro de Italia Sub-23, en donde quedó de séptimo, posición que sabe que puede y espera mejorar.
Peña es un ciclista integral, pues sus primeras bases fueron en el ciclomontañismo, lo que lo formó muy bien para luego pasar a la ruta. Sin duda, estos primeros años en el MTB le dieron disciplina, habilidad para trabajos específicos, agilidad, fuerza, potencia y explosividad, pues esta última ha sido clave para los momentos de ataque en la ruta.
No todo ha sido descenso…
Pese a tantas alegrías, no todo ha sido color de rosa en la vida de Jesús David, pues varias veces le han dicho que “no”, ha quedado por fuera de competencias o equipos, incluso, el año pasado sufrió una dolorosa lesión de ligamento cruzado anterior en su rodilla izquierda, la cual lo dejó sin entrenar durante un largo periodo y fuera de forma, lo que lo afectó física y psicológicamente.
No obstante, Peña es un joven con mucha determinación, apasionado y que tiene claro lo que ama hacer en la vida, pues ha sido esto lo que lo ha ayudado a volar todos los obstáculos que se le han presentado, los cuales nunca serán tan difíciles como a los que se llegó a enfrentar en las competencias de MTB. Definitivamente hacer un recuento de todos sus momentos de gloria lo ha ayudado a levantarse.
Aunque sus años en el ciclismo han estado llenos de victorias, triunfos y grandes oportunidades; este joven cundinamarqués tiene muchos pendientes para su carrera deportiva, como volver al Giro de Italia Sub-23 y al Tour de l’Avenir, pues, aunque ya estuvo, Peña no se conforma, asegura tener sed de revancha y está muy seguro de que puede lograr mejores resultados. Por supuesto, no deja a un lado dentro de sus pendientes pertenecer a un equipo World Tour, disputar importantes vueltas, ganar etapas y ser un gran atacante, ya que confiesa ser amante del gran espectáculo que es el ciclismo.
Peña vive el momento y continúa orgullosamente siendo parte del equipo del país, Colombia Tierra de Atletas y de representar la marca GW-SHIMANO, para él, esto le hace decir “soy 100% colombiano”, pues no hay nada que lo haga más feliz que viajar a otros países con la camiseta bien puesta para que reconozcan su bandera tricolor.
De regreso a sus raíces: su primera bicicleta, sus primeras experiencias
Para los aficionados del ciclismo, Jesús David Peña, hoy, es uno de esos héroes que nos hace palpitar segundo a segundo con cada pedalazo, pero lo que la mayoría de las personas desconocen es que él es el resultado de sacrificios, disciplina y todo el amor de una familia.
David nació en Zipaquirá un 8 de mayo del año 2000, pero creció en Cogua (Cundinamarca) y pasó toda su infancia jugando con sus primos, potrero arriba, potrero abajo, en el campo de la casa de su abuela, entre frutales, animales y muchas flores.
Cuando tenía 5 años, en la calle frente a su casa, fue su mamá quien lo acercó, por primera vez, a lo que sería su futuro y gran pasión: la bicicleta. Desde ese momento nunca nadie lo ha detenido.
Llegó la adolescencia y, con uniforme, una maleta llena de cuadernos y la compañía de sus amigos, Jesús se enfrentaba todos los días a 2 kilómetros y medio en subida para llegar de su casa al colegio. Aquí simplemente lo veía como gusto y su mejor alternativa para divertirse, sin pensar que tiempo después se convertiría en todo para él.
Peña siempre se ha destacado por ser, ante todo, una muy buena persona, y cómo no, si viene de una familia humilde, trabajadora, unida y alegre, una familia que viene del campo y ha sabido disfrutar de las cosas simples, pero más hermosas de la vida.
“Mi papi cultiva papa, tenemos vacas en la casa, así es la vida del campo”, contó con orgullo y tranquilidad.
En este regreso a sus raíces, este joven no podía dejar a un lado sus primeras veces junto a su ‘caballito de acero’, por eso, nunca olvida las anécdotas de competencias o entrenamientos, aquellas que no son muy gratas, pero hoy le dibujan una sonrisa en su rostro con un tinte de valiosas enseñanzas.
Aquí, con esa sonrisa honesta, Jesús visualiza una de sus primeras bicicletas, esa de color azul brillante que le regaló una tía, que no frenaba bien y en la que era “un poco loco y atravesado”. La siguiente, la que lo acompañó en la adolescencia, fue aún más especial y cargó un gran valor sentimental, pues lo acompañó en sus primeros pedalazos escalando al colegio y, aunque le quedara pequeña para su medida, en ella descubrió esta gran pasión y talento.
“Fue una bicicleta que me compró mi papi cuando iba a Bogotá a vender papa a Corabastos. La vio por ahí, de color verde, él sabía que me gusta mucho el verde, entonces me la compró. En esa comencé a ir al colegio, comencé a ir a entrenar, pero era muy pesada y era muy débil. No es lo mismo una bicicleta para hacer ciclomontañismo a una bicicleta normal, entonces la dañé bastante”, recordó con una leve sonrisa.
Sobre su primer entrenamiento cuenta que llegó tarde, pero como dicen por ahí, “al que le van a dar le guardan”, pues una hora después los otros ciclistas pasaron por el frente suyo y se les unió, momento en el que Rodrigo Rodríguez le reconoció su talento, fue una de las primeras personas que creyó en él y no lo dejó desfallecer, ya que a pesar de que algunas veces lo regañó o le llamó la atención, también le inculcó disciplina cada vez que fue necesario.
Por supuesto, su primera carrera también es inolvidable y así lo cuenta 7 años después entre risas. En ese momento no recordaba su edad, se inscribió en la categoría que no era y, a pesar de que se subió al primer puesto del pódium, quedó descalificado.
En los momentos de tropiezos o gloria, su familia ha cumplido un papel fundamental, pues además de apoyo, le ha dado motivación para cada competencia o entrenamiento, en donde siempre ha estado presente.
“Cuando salí del grado 11, mi papi me dijo que si iba a hacer algo, hiciera solo una cosa, o el estudio o la bicicleta. Que siguiera en la bicicleta un par de años, que lo intentara, que si no me iba bien luego estudiaba. Así lo hice, aquí estoy cinco años después”.
Hoy, Jesús David da una mirada al pasado y confiesa que, siendo solo un niño soñaba con ser bombero, pero con brillo en sus ojos y una gran sonrisa, no olvida que, cuando estaba empezando a montar bicicleta, vio a Nairo Quintana ganar el Giro de Italia, escena que lo motivó para nunca dejar de atacar y llegar a donde está parado hoy, en un destacado lugar del pódium de la vida.
Por eso, tras contar su historia y cómo ha pedaleado duro para llegar a ser un campeón, el mejor consejo que puede transmitir Jesús David Peña a los jóvenes talentos o a quienes apenas están iniciando, como él lo hizo, con una bicicleta pesada que no era para su medida; es que, con perseverancia y esfuerzo, todo se puede lograr.
“Uno a veces se cierra a que no se puede hacer algo o que no tengo cómo, pero es de tener la mentalidad, de trabajar en ello, de mirar qué hace falta, qué se puede mejorar y fortalecer sus debilidades”.