Es la hora del deporte científico. La tecnología y la ciencia están predominando en el deporte y las milésimas y centésimas de segundo se ganan con entrenamientos basados en hallazgos científicos.
Para ser un gran corredor de ruta ya no basta con entrenar a tope o ser el más delgado, como sucedía en los años 80. Ahora se trata de optimizar la preparación y de gastar lo mínimo posible obteniendo el máximo resultado.
Jenaro Leguízamo Herrera, director científico del Laboratorio Deportivo Especializado Jenaro’Sport Lab ubicado en Sogamoso, Boyacá, habló en una charla llevada en el marco de la feria de bicicletas Expo My Bike, sobre los métodos para conocer y cuantificar las variables que inciden en el rendimiento del ciclismo. Según el experto, a partir de estos valores se debe planificar el entrenamiento para mejorar el desempeño.
Leguízamo, quien recuerda ser el primero que tuvo la fortuna de hacerle una prueba de esfuerzo a Nairo Quintana cuando tenía 17 años, ha implementado un método científico que se basa en evaluaciones de orden fisiológico, antropométrico y biomecánico para conocer las condiciones físicas de cada corredor y mejorar su rendimiento de acuerdo con esas condiciones para así optimizar la preparación.
“Lo que nosotros hacemos es que triangulamos la información; sacamos conclusiones y de ahí sacamos un plan de entrenamiento basado en los avances científicos y en nuestra experiencia, pues ya llevamos muchos años dirigiendo atletas de todos los niveles y rendimientos”, explica el director de Jenaro`Sport Lab.
El motor del ciclista
Cuando se valora al ciclista a nivel fisiológico se examina cómo está el corazón, los pulmones, el sistema de transporte de oxígeno, que es un factor influyente y determinante para el rendimiento. Por otro lado, a nivel neuromuscular, se busca conocer qué tanta fuerza es capaz de producir un ciclista con sus piernas y traducir eso en potencia.
La potencia es la fuerza que se le imprime a los pedales y la capacidad de ir cada vez más rápido. También incluye saber cómo soporta el cuerpo cada carga de entrenamiento a nivel metabólico. Evaluando esos tres sistemas se conoce cómo está ‘el motor’ del corredor, en su parte interna. Es decir, cuánta potencia puede producir y hasta dónde logra llegar.
Métodos de valoración: Para evaluar al corredor a nivel fisiológico se realizan pruebas de esfuerzo con diferentes protocolos, según lo que se quiera valorar. Las pruebas de esfuerzo se realizan sobre bicicletas, un ciclo-ergómetro (bici estática) y software sofisticado. En algunos casos hay medición de muestras de sangre durante el transcurso de la prueba para establecer cómo va evolucionando el corredor.
La carrocería del corredor
Si la fisiología era ver el motor del corredor, la antropometría es mirar la carrocería. Según las medidas del ciclista, como la altura, peso, longitud de los miembros inferiores, longitud del tronco, la relación entre la longitud del muslo y la pierna, el porcentaje de grasa, el porcentaje de masa muscular, etc., se debe determinar qué afinidad tienen o no con el deporte, o con una disciplina o modalidad del mismo. Aquí se busca saber si el cuerpo del ciclista le da para ser un rutero de largo aliento o un ciclomontañista, puesto que eso también es definitivo para el rendimiento.
La condición antropométrica básicamente se evalúa con unos protocolos muy estrictos regidos por la Sociedad Internacional para el avance de la Cineantropometría (ISAK) que sirven para establecer el perfil del corredor y determinar si ese perfil es apto para desempeñarse en el deporte que practica.
Métodos de valoración: Básicamente en la evaluación antropométrica, se miden longitudes, perímetros, volúmenes, pesos, pliegues cutáneos, diámetros óseos. Todo esto se hace con instrumentos que tienen que cumplir una normatividad internacional para que sean homologados y sirvan para investigación científica.
Evaluación cuerpo – bici
En el ciclismo, la evaluación biomecánica consiste en adaptar la bicicleta según las medidas del corredor, la estatura, la longitud del muslo, la longitud de las piernas; para que el ciclista quede montando de la manera más cómoda y efectiva, y que en cada pedalazo pueda sacar la máxima efectividad.
Métodos de valoración: Para la evaluación biomecánica se hacen exámenes mediante filmación, utilizando dos o tres cámaras en diferentes planos y usando software en los que se miden los ángulos, los tiempos, las trayectorias y las desviaciones para detectar los defectos técnicos que el ojo humano no es capaz de percibir.
Planificación
Una vez hecho el diagnóstico de fortalezas y debilidades, ya se tiene claro qué es lo que se debe evaluar en un corredor según la prueba y la modalidad en la que se desempeñe. Si es un rutero, un velocista o un ciclista de medio fondo. También se tiene en cuenta el rol que desempeñe en su equipo: si es un líder, un gregario, un pasista o un embalador.
De acuerdo con su perfil se le empieza a diseñar un plan para que las debilidades que se encontraron en el diagnóstico dejen de serlo y mantener las fortalezas que en el momento tiene.
Además se tiene en cuenta las carreras que vaya a hacer el corredor en el año y los tiempos en que las va ejecutar. La planificación consiste en periodizar las cargas y ponerlas cada una en su justa medida, para llevar a punto al corredor en el momento oportuno.
