Compartimos con ustedes la tercera y ultima entrega del relato de Lina Arango quien participó del 8 al 11 de noviembre en la convención LIV con los modelos Hail y Pique, que tuvo como epicentro Sedona, Arizona, USA.
EL ESCORPIÓN | Crónica 3 (Mujeres todoterreno)
Por: Lina Arango
La noche anterior había terminado en un lugar que te deja sin aliento: El “Airport Mesa Vortex” o “Vórtice Aeropuerto Mesa”. (Un vórtice es un flujo turbulento en rotación espiral con trayectorias de corrientes cerradas.)
Según cuenta la leyenda, hace millones de años, Sedona habría hecho parte del parte del polo norte en las profundidades del mar. Se dice que estaba habitada por seres espirituales que creaban vórtices de energía bajo una ciudad cristalina en la quinta y sexta dimensión y que las imponentes rocas rojas habrían quedado al descubierto como consecuencia del calentamiento de los polos, conservando así las conexiones espirituales a través de los “vortex o vórtices”. En Sedona pueden reconocerse cuatro de estos, aunque dicen sus habitantes que para encontrar algunos más pequeños, solo basta con mirar la formación de los árboles entorchados, que abundan en el desierto.
Cada uno de los vortex que se encuentran en Sedona refuerzan un tipo de energía. El “Airport Mesa Vortex” fortalece la energía espiritual masculina, a la que se le atribuyen la confianza y seguridad en una persona, la fuerza interior para tomar las riendas, la responsabilidad, la toma de decisiones y la capacidad de liderar. Lo anterior hace parte de las creencias “new age” que abundan en este lugar, sin embargo, por más incrédula que sea una persona, es innegable que algo existe, porque es indescriptible la sensación de estar parado en la cima de esa pequeña roca desde donde se puede ver casi toda la ciudad y las formaciones rocosas que al caer la tarde se tornan más rojas que de costumbre.
Momento para la meditación
En cabeza de Yolanda, periodista y ciclista española, se realizó una pequeña meditación en la que tomadas de las manos formábamos un círculo y sea por el vórtice, o por la conexión entre mujeres de diferentes partes del mundo, lo que pasó allí no puede explicarse con palabras. La emoción nacía directo desde el corazón, mientras el frío de la noche empezaba arreciar con fuerza. Fue un momento lleno de afecto y camaradería, en el que sin importar el idioma, la nacionalidad o las creencias particulares, logramos reconocernos y comprendernos como mujeres todoterreno.
Bicicleta Liv Hail
Al día siguiente estábamos recargadas de energía para asumir el reto que llegó con la emoción de una nueva ruta y una nueva bicicleta. La Liv Hail, una bici aún más robusta que la Pique, pero con solo dos kilos más de peso. Unas llantas más anchas, doble suspensión, y tija telescópica hidráulica, era la designada para el Scorpion & Pyramid, un recorrido perfecto para hacer enduro en un lugar increíblemente bello. El nivel de exigencia es aún mayor que el de la ruta anterior, la Chuckwagon, y sin embargo, la mayoría de las chicas Liv estuvo de acuerdo en que el terreno era más fácil, pese a los estrechos caminos con pequeños barrancos alrededor que exigían una máxima concentración y dominio sobre una bicicleta definitivamente diseñada para estos terrenos.
El recorrido fue más largo esta vez y la exigencia en cuanto al estado físico también incrementó. Estas mujeres son a prueba de todo. Una vez montadas en sus bicicletas, parecen niñas estrenando el mejor juguete de navidad. Diversión es lo que buscan y no importan los rasguños, el ataque de los cactus o los miedos, una vez encima de la bici, la adrenalina se conecta con la seguridad de una maquina diseñada por mujeres, probada por mujeres, inspirada en nuestra morfología y características particulares, que se convierte rápidamente en una extensión de nuestro cuerpo.
A estas alturas del evento, me había quedado muy claro que las mujeres estamos hechas de un material diferente, ni mejor ni peor, solo distinto y que deportes como este nos permiten romper con estereotipos, que nos han quitado tantos momentos de diversión y libertad.